Para cumplir su objetivo, este hombre optó por disfrazarse de silla, sí así como lo leen, para pasar inadvertido elaboró un disfraz en el que pretendía ser una silla de cuero de un carro. A pesar de los esfuerzos del desesperado hombre por adaptarse a la posición, el objeto llamó la atención de los agentes que lo arrestaron de inmediato.
Lo interesante de este suceso, además de gracioso, es que al parecer no es la primera vez que ocurre; debajo del piso del baúl de un carro, en las puertas y hasta debajo de los plásticos del tablero se han escondido cientos de mexicanos que algunas veces son retenidos y en otras por fortuna logran llegar a cumplir su sueño americano.