Pasó el tiempo y su hijo, Ben Ford decidió contactarla cuando éste estaba cerca de cumplir 30 años.
Efectivamente se conocieron pero más que el encuentro normal entre un hijo y su madre biólógica fue el despertar de una atracción sexual que ninguno de los dos pudo contener.
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Ambos se enamoraron y el gusto de Ben Ford por su Kim llegó al grado que decidió separarse de su esposa y irse a vivir como pareja con su madre.
Actualmente viven en Michigan, EE.UU., y piensan tener hijos a través de un vientre de alquiler.
Las reacciones en el mundo no se han hecho esperar y hay quienes consideran esta unión como antinatural e inmoral.
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Kim West asegura que en su caso no hay incesto sino que todo se trata de un padecimiento llamado GSA (Atracción Sexual Genética).
El periódico New Day los colocó en primera página haciéndolos mundialmente conocidos y su historia ahora se cuenta con consternación.