Todo ese proceso involucra un gasto físico, emocional y ¡Económico! El amor es inversión. Actualmente una salida típica de pareja implica transporte, entrada a cine, hamburguesa con papas y postrecitos que abarcan unos 100 mil pesos.
Si la pareja se ve dos veces por semana contando una salida muy íntima a un lugar nocturno, un fin de semana costaría 300 mil pesos. Y si a esto le sumamos las 4 semanas que tiene el mes, son 1’200.000 y el salario mínimo es de $689.454, así que tendrías que tener novia si ganas unos $2’500.000 por bajito, porque también se debe cancelar arriendo, transportes, alimentación, servicios públicos y ropa, si alcanza.
Pero enamorarse vale la pena porque se comparte con otra persona los mismos gustos, conocen, viajan, crean nuevas experiencias, sienten nuevas emociones, hay una simbiosis que reconforta. Aunque esta primera etapa solo dure unos cuantos meses, es vital para saber el futuro de la misma.
Cuando está decidido continuar con esa persona, llega el agotamiento y la monotonía. Ya no es necesario hablarle a cada momento, pero aún hay deseo y anhelo de crear una relación fuerte con futuros integrantes.
Inicia el intercambio de llaves y empiezan las peleas que no se arreglan con unas horas, estas son guerras y luego de tres años si aún están juntos, aparecen los defectos. Pero vas aceptándolo así como es, después y si llegan a los 6 años, uno de los dos logra un avance personal o económico, mientras el otro, solo tiene un compromiso de permanencia.
Desde allí las diferencias son mayores, hay reproches, las peleas que evitaron al inicio y que salen con más fuerza en medio de gritos, golpes y llanto. Esto termina con una reconciliación sexual que desarrolla un embarazo y logra unos años más juntos.
Es regular la infidelidad mientras llega a la vejez, pero el miedo a estar solo crea inseguridad y empiezas a recordar la inversión, dedicación y tiempo que invertiste. Es probable que los costos se hayan ido a pique desde los tres primeros años.
Tal vez la primera inversión siempre estuvo mal, recuerda que el enamoramiento carece de consciencia.
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