Luego de pensarlo mucho, se dedició y abrió su propio restaurante en Barranquilla, él agregó: «Después de estar reacio a montar restaurante me convencieron, se llama Anónimo y está en Barranquilla. Ha sido una experiencia de subidas y bajadas, de días felices, días tristes y muchísimo aprendizaje«.
Además está estudiando para desarrollar su lado «débil», la repostería.
Sobre su relación expresó: «Estamos juntos, pero con proyectos independientes, aunque en el futuro esperamos hacer algo juntos«.