El acoso aborda acciones no consentidas como piropos o comentarios obscenos sobre el físico, forma de vestir o de caminar, el ‘pispeo’, o tocar partes íntimas como genitales o senos. A pesar del peligro que esto conlleva, se da por sentada la situación por miedo a una acción mucho más violenta por parte del agresor. En el 60 % de los casos, los hechos no se denuncian.
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Como la calle iba quedando vacía, la joven se ve visiblemente incómoda y asustada, por lo que decide acudir a él, fingiendo que es su amigo para que le ayude a liberarse de su acosador. El joven ve la expresión de preocupación de la chica y le ayuda, diciéndole que llevaba rato esperándola, y conversan hasta que el sujeto se va. A pesar de que no se conocían, él le pregunta si está bien y ella le expresa que se sentía en peligro y necesitaba ayuda.
A pesar de que estos hechos ocurrieron en febrero, el video se ha vuelto tendencia y muestra una táctica útil como mecanismo de defensa para evitar una agresión física o sexual más grave, en un mundo donde las mujeres deben aprender a no ser agredidas en cualquier entorno, pero no se enseña a los hombres a no acosar mujeres.