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Aunque finalmente pudieron contraer matrimonio, la fiesta de su boda no podía realizarse por obvias razones, así que Emily y Billy decidieron utilizar el servicio de catering que ya habían pagado para organizar una cena en el Día de Acción de Gracias y alimentar a las personas que más lo necesitaran.
«Habíamos tenido un par de cancelaciones, pero nunca nadie había dicho de usar el depósito para una obra de caridad», manifestó la dueña de la empresa de catering. Con los 5.000 dólares que la pareja abonó, la compañía alimentó a 200 personas con problemas de drogadicción y enfermedades mentales.
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Además, el lugar donde se llevaría a cabo la fiesta de la pareja, devolvió el dinero que ya se había abonado y este fue donado por Bugg y Lewis a Epilepsy Foundation. A pesar de que no pudieron festejar su amor junto a todos sus seres queridos, los recién casados se mostraron bastante felices de poder ayudar a otros.