Así como todas las mañanas, dedicamos unos minutos del día para orarle a Dios. Hoy le damos gracias por todo lo que nos da.
Muchas veces nos olvidamos de agradecer por las cosas que creemos son básicas o no tienen importancia, pero que, en realidad, son grandes bendiciones, por ejemplo, el hecho que tengamos un techo donde dormir, comer y compartir con nuestros seres queridos.
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