Los empleados de una empresa en Reino Unido, hicieron una colecta para Julie Newman, una mujer que había asegurado que tenía cáncer terminal y que le quedaba apenas un mes de vida.
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Newman, de 54 años, pidió como «último deseo» poder casarse con su novio, David Parker, apenas un año mayor que ella, pues supuestamente no tenía los recursos para lograr su anhelo antes de morir.
Los compañeros de ambos decidieron, como acto de nobleza y buena voluntad, organizar la recepción, pagar una noche de hotel y llenarlos de regalos para que tuvieran una velada amorosa inolvidable.
Pasaron los meses, y empezaron a notar que su salud no se había deteriorado, de hecho, se veía como si jamás se hubiera enfermado. Ellos mismos la confrontaron, y Newman aceptó, entre lágrimas, que había fingido todo para no pagar la ceremonia.
La pareja tuvo que responder ante un juzgado por fraude y fueron declarados culpables.
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