Así le ocurrió a Michael Freedy, un estadounidense de 39 años, que no se aplicó la vacuna y se contagió de la enfermedad, por la cual murió.
Jessica DuPreez, su esposa, dio una entrevista para el portal Mirror, donde explicó lo sucedido y aclaró las razones por las que su pareja no se vacunó.
“Queríamos esperar solo un año desde el lanzamiento de la vacuna para ver qué efectos tenía la gente, pero nunca hubo ninguna intención de no ponérnosla», explicó.
Tras contagiarse del coronavirus, Michael se agravó y tuvo que ser conectado a un respirador.
Ante su delicado estado de salud el hombre aseguró que estaba muy arrepentido de no haberse vacunado.
«Debería haberme puesto esa maldita vacuna», dijo.
Aunque la mujer había hecho una colecta virtual para costear los gastos médicos de su esposo, la salud del hombre nunca mejoró y falleció días después.
«Solo tenía 39 años. Nuestros bebés ahora no tienen papá», concluyó Jessica, quien ahora ya está vacunada.