Aunque han pasado algunos años desde que Alberto Linero dejó el sacerdocio para enfocarse en su carrera como escritor, conferencistas e iniciar una relación con María Alcira Matallana, aún muchos colombianos lo llaman padre. Durante 25 años, el samario llevó un mensaje espiritual cargado de calidez y carisma, que aún guarda en su corazón.
El samario, quien estudió teología, filosofía y cuenta con una maestría en comunicación, reveló que había trabajado con Matallana en el pasado y que, aunque no faltó a sus votos, sintió que había nacido la chispa. Linero reveló que solía pedirle a Dios por una pareja con las cualidades que encontró en su pareja.
Linero sostuvo que haber iniciado una vida de pareja no cambió su esencia porque incluso en el sacerdocio siempre fue libre y recordó que le permitieron asistir a programas de televisión y hacerse un nombre difundiendo la palabra de Dios.
Una de las preguntas que respondió el exsacerdote fue la de cómo reaccionó su familia cuando les contó que dejaría de lado su vocación mas no su espiritualidad. Con un toque de humor, Linero recordó que tiene una cuñada a la que no le pareció su decisión.
“No, alguna cuñada, por ahí, que comenzó a lanzar cadenas de oración y pendejadas de esas para intentar influir en mí, pero no, mi papá es un bacán”, sostuvo.
Así reaccionó su padre
“Mi papá porque fue chévere, a mi papi le gustaba un whiskey, ya él se fue, ya está arriba en el apartamento azul, pero a él le gustaba un whiskey fino, entonces yo le dije, viejo quiero hablar contigo”, indicó el samario.
Linero viajó a Santa Marta y cuando su padre lo vio llegar con un licor costoso le dijo: “¡Uy esta conversación es seria!”.
“Le serví a él, me serví yo uno y empezamos a conversar. Mi papá nunca me hizo un comentario en contra de mi ministerio, al contrario, estaba orgulloso de mí y él entraba pavoneado cuando entrábamos al estadio de fútbol o cuando yo estaba en televisión, estaba emocionado con lo que yo vivía”, detalló.
Sin embargo, una vez le terminó de contar su decisión su padre no tardó en responderle en tono jocoso: “No joda, a mí esa vaina nunca me había gustado. Bien hecho”, recordó Linero.
El exsacerdote no podía creer su respuesta y al volverle a preguntar a su padre, este le dijo que estaba bien su decisión y que viviera feliz.
La madre y hermanos del teólogo respetaron su renuncia, “todos alinearon al lado mío y mis amigos bien, hubo gente que me zafó”, puntualizó.
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