Por la carrera séptima de Bogotá, en un sumidero en el que circula cableado de fibra óptica vive Lucas, un sujeto que acondicionó este espacio para vivir y sin importar que tenga que mover una tapa de 48 kilos, este lugar se ha convertido su hogar.
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Este sumidero mide aproximadamente 3 metros de profundidad, apenas caben dos personas y en su interior tiene un camarote, que es donde duerme este habitante de calle y ha pasado casi dos décadas sobreviviendo a la intemperie que significa no tener un hogar.
Lucas comenta además que cuando llueve, el sumidero tiene un mecanismo con techo corredizo que desvía el agua lluvia que se filtra por los oricios de la tapa. Contó además que tampoco ha corrido riesgo de electrocutarse ya que los cables que estaban allí los amarró y los corrió hacia un lado.
Para entrar a este sumidero, lucas apoya sus pies en una tubería improvisada y luego en una escalera de madera que hay al interior de su casa.
Luchito quiso experimentar cómo vive el hombre dentro de este espacio y se ‘sumergió’ en el mundo de Lucas.
Vale la pena señalar que este hombre, por la manera en la que se expresa, está absolutamente consciente de quién es y cómo vive.
“Yo en este lugar llevo 18 años. No es una alcantarilla, se dice un sumidero. Aquí no hay electricidad, solo fibra óptica. Me hice un camarote, hice un entablado, esto es como un cuarto de una cárcel. Yo duermo aquí y yo tuve un falso positivo por invasión de espacio público. No pudieron hacerlo porque esto no es espacio público, es de la empresa privada de teléfonos”, comenta Lucas.
Finalmente, este habitante de calle contó que no le falta el oxígeno porque está acondicionado con una tubería. Se levanta a las 6 de la mañana y llega hasta las 9 de la noche a este lugar. Dice que solo utiliza este espacio para dormir e incluso ha ingresado a mujeres al sumidero, en algunos casos casadas que llegan a él a pedirle “una consulta”.
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Lucas tiene familia y afirma que todos viven en Bogotá y tienen comodidades. Instituciones le han ofrecido albergue, comida y ropa limpia pero él no lo acepta. Aunque ha tenido gripas y dolores en las articulaciones, dice que está bien y cree en Dios.
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