El Tiempo se encargó de recordar este crimen y entrevistó a testigos de aquel momento que quedó marcado para muchos. Juanita era la menor de su familia y todo un orgullo, desde siempre quiso estudiar Medicina y su esfuerzo le hizo ganar una beca.
Ella decidió estudiar en Manizales por las referencias que tenía, pero era de Neira, Caldas. Por otro lado, Fabián fue becado en Psicología, a diferencia de Juanita, quien siempre recibió amor y creció en un ambiente familiar, él sufrió de abuso sexual desde niño y violencia intrafamiliar.
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El joven utilizó un cuchillo de 29 centímetros que sin piedad entró por el cuerpo de Juanita nueve veces.
El joven confesó que estaba en una secta que adoraba al demonio, quienes lo conocieron dijeron que era un hombre que no le gustaba compartir con la gente y que, aunque tenía comportamientos raros, nunca fue agresivo con ninguno de sus compañeros o habitantes de la pensión, donde coincidió con Juanita.
“Era muy inteligente también, pero siempre hablaba de cosas feas como muertes violentas, cosas oscuras y diabólicas. Y siempre tenía una mirada muy fea», le narró a El Tiempo Juan David Valencia, un compañero de la víctima y el victimario.
Fabian dijo en las entrevistas forenses que sabía manipular fácilmente a mujeres como ella para conseguir lo que quería, pero no fue lo único, también expresó que él había sido el elegido para asesinar a la joven y contó cómo planeó todo.
“Primero: madrugar. Segundo: la espero en el pasillo cuando se bañe. Tercero: la ejecuto. Cuarto: la descuartizo con la segueta. Quinto: me baño y voy a clases. Sexto: me tinturo el cabello. Séptimo: la meto en las bolsas negras y la entierro en el potrero con cal”, recogió el diario.
El joven compró las herramientas y no durmió casi nada; toda la noche la pasó memorizando el lo que iba a hacer y asegura que seguía escuchando las voces que lo atormentaban
Juanita se despertó el 7 de noviembre para bañarse y salir a clases, cuando salió del baño y dio el primer paso para su habitación fue empujada por Fabián, quien la tiró al suelo, ella alcanzó a gritar “auxilio”, pero ahí sintió la primera de las nueve puñaladas que recibió.
Gracias al grito, un compañero se asomó, cuando vio la escena del crimen, cogió a Fabián del cuello y lo sometía para que no escapara.
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Juanita recibió la última puñalada en su cuello, por lo que estaba demasiado débil. La dueña de la pensión dormía abajo del cuarto de la víctima, así que escuchó todo y cuando subió a ver lo que pasaba también se desplomó; fue quien llamó a la Policía y a una ambulancia, que trasladó a joven, quien luego de llegar a la clínica, falleció.
Testigos contaron que Fabián decía tranquilamente “ya se calmaron las voces, ahora sí estoy tranquilo” y él mantuvo que fue el diablo quien le ordenó matar a su compañera; testigos agregaron que siempre manifestó ser parte de una secta luciferina.
Él joven fue trasladado a Armenia y fue condenado a 25 años de cárcel por feminicidio agravado sin derecho a ningún beneficio.