Las redes sociales se han convertido en plataformas para conocer miles de historias. Algunas causan risa, rabia, sentimiento, sorpresa, etc. Cada día, se viralizan publicaciones que dejan ‘sin aliento’ a más de un internauta. Esto causó la historia de Anatoly Moskvin, un historiador ruso que hacía muñecas con cadáveres de niñas y mujeres.
Aunque el hombre fue capturado en el 2011, los internautas revivieron esta macabra historia. Moskvin, además de ser historiador, es lingüista y filólogo. Fue arrestado cuando las autoridades de Rusia descubrieron cuerpos momificados en su apartamento.
Las investigaciones iniciaron porque se presentaron constantes profanaciones a las tumbas de mujeres entre 3 y 15 años. Los familiares de los occisos están preocupados por esto, pues consideraban que podrían estar siendo usados para rituales satánicos.
Las autoridades comenzaron a realizar diferentes tipos de búsqueda para dar con los cadáveres robados. Una de las ideas que tuvieron fue consultar a un historiador para conocer su opinión profesional. El elegido fue Anatoly Moskvin, egresado de la Universidad de Moscú y especializado en la cultura Celta. Pensaron que era la ‘mejor opción’ pues era un reconocido historiador y porque había participado en investigaciones en los cementerios locales.
Cuando los investigadores llegaron al apartamento de Moskvin no esperaban encontrarse con semejante escena macabra: 29 cuerpos de niñas y mujeres, los cuales estaban embalsamados. Estaban colgados como decoración por todo el lugar.
El hombre preparaba muy bien los cadáveres para que realmente parecieran muñecas. Las maquillaba, les ponía una máscara de cera y les ponía una caja de música en su pecho, para que se convirtieran completamente en un juguete.
Las autoridades consideraron que Moskvin no era una persona mentalmente competente. Fue diagnosticado con esquizofrenia y enviado a un centro psiquiátrico. Luego de cinco años fue liberado para que siguiera su tratamiento en casa.
El historiador confesó durante una entrevista a una revista internacional que su fanatismo por la muerte y los cadáveres se originó por un trauma del pasado. Según contó, cuando pequeño asistió a un funeral de una niña de 12 años, a la cual le hicieron besar el cadáver. Desde ese momento, quedó marcado para siempre.
CARACOL S.A. realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados.
