Durante su cautiverio, que se extendió por más de seis años, Clara enfrentó duras condiciones en la selva y dio a luz a su hijo, Emmanuel, en 2004, bajo circunstancias paupérrimas. Su caso se convirtió en un símbolo del sufrimiento causado por el conflicto armado en Colombia, pues además fue arrebatado de los brazos de su progenitora y entregado a unos campesinos de la región que lo llevaron al ICBF con un brazo fracturado y un grave estado de salud.
Su historia dejó sin duda varias lecciones y reflexiones acerca del complejo momento que vivía el país, pues mientras el pequeño crecía su madre luchaba incansablemente por estar con vida y verlo de nuevo.
Por fortuna, la mujer fue liberada el 10 de enero de 2008 gracias a un operativo humanitario. Desde entonces, ha trabajado en temas de reconciliación y memoria histórica, compartiendo su experiencia en libros y conferencias.
No obstante, varias personas que vivieron de cerca su historia en los principales periódicos y noticieros del país se han preguntado que es de la vida del joven, pues han pasado 20 años desde este suceso y tanto él como su madre han decidido que lo mejor es mantenerse alejado del escarnio público.
“Siempre fui consciente de que había linderos entre lo público y lo privado, por ello, nunca publiqué fotos personales de mi hijo en las redes sociales. Cuando asistí a eventos con amigos y familiares, les pedía que nos dejaran por fuera de las fotos. En los colegios a los que asistió, nunca autoricé fotos de mi hijo, salvo las institucionales”, comentó Clara Rojas en una reciente entrevista con Semana.
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Actualmente, Emmanuel Rojas tiene 20 años y estudia derecho, según comentó a Semana, no entendía la razón por la que mantenía tan alejado, pero resaltó que siempre fue muy feliz: «Le confieso que yo no lo notaba mucho, sinceramente. Yo estaba feliz como estaba; no es que fuera algo que yo notara.
«Y mire que, al parecer, ha funcionado y es un principio que seguiré manteniendo, pues me parece sano. Claro, es difícil aprender a mantener un equilibrio, pues tampoco se trata de aislarlo. De hecho, él estando aún pequeño, recuerdo, estábamos con mi madre mirando unas revistas en las que habíamos salido ella y yo, y Emmanuel me preguntó: ‘¿Mamá, y yo por qué no aparezco?’, entonces, le pregunté si quería salir, y entendí que él también era parte de la situación, tampoco podía invisibilizarlo de una realidad, ni mucho menos esconderlo», agregó, Rojas.
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