Este martes 4 de junio, tras casi año y medio del feminicidio de la DJ Valentina Trespalacios, finalmente un juez de la República profirió el fallo condenatorio a John Poulos, el ciudadano estadounidense que asesinó a la joven el 22 de enero de 2023 al interior de un apartamento ubicado al norte de Bogotá.
Poulos fue hallado culpable de los delitos de feminicidio agravado y ocultamiento o destrucción de material probatorio, lo que le significó una condena de 42 años y 6 meses de prisión. Recordemos que este crimen conmocionó a todo el país y por poco queda impune, ya que el responsable intentó huir y fue capturado por las autoridades de Interpol en el aeropuerto de Panamá cuando pretendía volar hacia Europa.
Vale la pena recordar que John Poulos y Valentina Trespalacios sostenían una relación sentimental. El norteamericano había visitado el país un par de ocasiones y la última vez, según cuentan allegados a Valentina, pretendían irse a vivir juntos. No obstante, aquel fin de semana de enero, el extranjero acabó con la vida de la DJ por medio de asfixia mecánica, según lo determinó Medicina Legal.
En marzo de 2024 durante una de las audiencias, Poulos aceptó haber cometido el crimen y pidió perdón. Aseguró que aquella noche habían consumido mucho licor y drogas y que casi no se acordaba de lo que había sucedido. Al final, la Fiscalía pudo demostrar que el estadounidense había orquestado un plan para asesinar a Valentina y alterar la escena del crimen para después huir. El cuerpo de Trespalacios fue hallado por un reciclador en un contenedor de basura ubicado en el barrio Cámbulos de la localidad de Fontibón.
John Poulos y su reacción tras escuchar su sentencia
Durante la última audiencia, Poulos volvió a mencionar que “sería incapaz de hacerle daño a alguien y que lo que le pudo pasar a Valentina lo hizo con su cuerpo y no con su mente”, una declaración que generó gran indignación. Al finalizar la audiencia, el juez 10 penal del circuito con función de conocimiento de Bogotá se acercó a Poulos para darle la mano, pero el condenado lo ignoró y se burló frente a él, mientras un guarda del Inpec volvía a colocarle las esposas para trasladarlo a la Cárcel La Picota, lugar donde pagará por su atroz crimen.
