El accidente ocurrió exactamente en la curva de la calle 138 con Avenida Suba y después de la tragedia, este sector fue llamado ’21 Ángeles’, en honor a las víctimas que, en su mayoría eran alumnos de la primaria del Agustiniano Norte. Cumplidos 20 años de este lamentable episodio, el video pódcast de Tropicana llamado ‘Entre Valientes’, pudo conocer el desgarrador testimonio de Juan Daniel, uno de los sobrevivientes al accidente, que en ese momento tenía 7 años.
Juan Daniel, un adulto ahora, recuerda que ese 28 de abril de 2004 los alumnos acudieron al colegio de particular y fue una jornada tranquila. Comentó que se trataba de un día común y corriente y que no pasó nada fuera de lo habitual. Por la tarde los niños abordaron la ruta para regresar a sus casas cuando ocurrió la tragedia.
Uno de los recuerdos que tiene Juan Daniel es que la monitora habitual de la ruta no pudo asistir a su trabajo, sin embargo, su hijo sí estaba en la ruta. “Ese muchacho murió y le había pedido a Lala (Monitora de la ruta) que, si le daba permiso de irse con los amigos y de no ir en la ruta, pero Lala le dijo que se fuera en la ruta”.
Por otro lado, Juan Daniel cuenta que él cursaba primero de primaria y estaba sentado en la mitad de la ruta hacia la parte de atrás, acompañado por su mejor amigo y otro niño. “Yo iba como dispuesto a dormirme con las piernas recogidas. Yo estaba en el costado derecho al lado de la pared del bus, ya me estaba quedando dormido cuando ocurrió el accidente”, agregó.
Todos los niños de la ruta iban para la localidad de Suba, cuando cayó la retroexcavadora sobre el bus. Milagrosamente Juan Daniel se salvó del impacto y según su relato, quedó colgando de su pierna, que quedó atrapada entre la máquina y parte de la pared del bus, donde estaba recostado.
Su mejor amigo, Juan Pablo, no corrió con la misma suerte ya que falleció en el impacto. Aunque pataleó durante algunos segundos, Juan Daniel recordó que rápidamente dejó hacerlo y entendió que había fallecido.
“Recuerdo que como estaba colgado, no tocaba ni el piso. Sentía como agua densa y tenía toda la mano manchada de sangre. Quise romper la ventana y de allí sentía el oxígeno, pero además sentía la algarabía del exterior. El cuerpo entró en un estado de que guarda cualquier pisca de energía, estaba choqueado”, puntualizó.
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