Arana estuvo como invitado especial en un nuevo del podcast de Tropicana y Adriana Bustos, ‘Entre Valientes’, donde nos contó su testimonio de vida y cómo Dios salvó su vida sacándolo del mundo de las drogas.
Según inició el pastor, nació en Bogotá en un hogar disfuncional que hizo que, por la ausencia de su padre, desde muy niño tomara las riendas de su casa para ayudar a su mamá y hermanos menores.
“A los 13 años me tocó a sumir un rol que no me tocaba, pero que lo hice con amor y estoy agradecido con Dios”, inició contando.
William tuvo diferentes trabajos para sacar a su familia, hasta que un día llegó a la radio, la cual era su pasión y sueño desde niño.
“Escuchaba las voces detrás de esa cajita mágica y yo jugaba con eso, me llamaban la atención las radionovelas (…) Ya cuando estaba grande y pensé que no iba a alcanzar mis sueños Dios me dio la oportunidad de conocer esas voces y trabajar con ellos”, relató.
“Empiezo a codearme con mucha rumba (…) Eran rumbas muy pesadas que ya cuando uno se da cuenta ya está alcoholizado, fumaba demasiado, entonces mi vida era un carro sin frenos bajando y eso me fue llevando a que ya no quería estar en la casa”, contó.
De acuerdo con Arana, esa vida social que comenzó a experimentar hizo que tomara le decisión de irse a vivir solo, donde el descontrol lo llevó a comenzar a consumir drogas.
“Era un apartamento de soltero lleno de vacíos, droga, no estaba la de hoy en día que existen muchísimas cosas, pero yo consumí mucha cocaína. Probé marihuana y muchas otras cosas, pero la cocaína era lo que más se veía en ese medio”, indicó.
Tras tocar fondos con los excesos, Arana comenzó a vivir episodios de depresión en los que incluso pensó en el suicidio, hasta que un día, una propaganda que vio en televisión lo llevó a buscar de Dios y fue entonces que sintió que él lo abrazó y tuvieron una especial conversación que hizo que renaciera y su vida tomara un nuevo rumbo.
“Estaba desesperado, había pasado mucho tiempo, muchas cosas, estaba muy llevado. Ya había intentado salir de mil maneras de las rumbas, porque cuando llegas al tope ya no quieres más e intentas salir (…) Un domingo estaba en la cama viendo televisión y salió el final de un comercial que decía ‘Cristo de ama, arrepiéntete’ y apague inmediatamente (…) me quedo mirando al techo y dicho ‘ya no me amas, tú ya no me amas, para mí ya no hay nada, si tan solo me dieras un abrazo’ e inmediatamente sentí el abrazo más hermoso que he podido sentir en mi vida, sucedió, fue algo mágico, sentí que me sentó en sus piernas y me abrazó”, relató.