Valentina Lizcano estuvo en el pódcast ‘Almas Inspiradoras’ contando todo su recorrido profesional, donde se ha dividido entre ser actriz y dedicarse al mundo fitness. Sin embargo, también recordó los episodios que más la han marcado, uno de ellos cuando estaba pasando por una difícil situación económica y muchos le dieron la espalda.
La mujer contó que llegó al mundo de las redes sociales de la manera menos esperada, todo por casualidad del destino y un mundo que fue descubriendo poco a poco. Luego de un tiempo de ser actriz y regresar de un largo viaje a India, participa en una telenovela llamada ‘La diosa coronada’, pero tenía en su mente hacer algo más y que tuviera el propósito de ayudar a otros.
Katherine Porto le abrió su cuenta de Instagram donde empezó a mostrar sus fotos con los que mostraba que además de ser actriz, tenía interés por el entrenamiento, la meditación y buena alimentación. Es allí donde empieza a recibir mensajes de sus seguidores para que les compartiera los secretos y empieza a crear comunidad y convertirse en una creadora de contenido.
Luego de equivocarse y poner en riesgo su credibilidad, se comprometió a formarse como entrenadora personal y entender de cerca todo el mundo el bienestar, pero las cosas no siempre fueron fáciles.
Se decepcionó de muchos, pues recordó que al inicio, cuando daban regalos para que ella abriera sus redes sociales y les diera visibilidad, varias de las marcas a las que ayudó, hoy en día tienen tiendas en todo el país y se convirtieron en marcas grandes.
“A algunas sí se les olvidó, allí es donde me doy cuenta de que se puede monetizar y debo tener cuidado porque esto no es un jardín de rosas”, apuntó.
Recordó que cuando se separó quedó, como se dice popularmente, con una mano adelante y otra atrás. Se fue con su niño, libros y ropa para Bogotá, donde se vio en una difícil situación porque no la llamaban a castings.
Muchos le dieron la espalda a Valentina Lizcano
“Yo empiezo a llamar a las marcas que en algún momento les colabore y a decirles que había visto que hacían fotos y que si me podían contratar, me decían que no, que no tenían para pagarme porque yo era actriz”, comentó.
Lizcano narró que hablaba con una marca que antes no era nada conocida y les dijo que necesitaba para darle de comer a su hijo.
“Yo decía que lo dejaba a un millón de pesos, que lo necesitaba para darle comida a mi hijo, que me lo iban a quitar porque ese momento de la separación salen cosas y el papá de salvador es de mejores recursos y de mejor familia y había la posibilidad que me quitaran a mi hijo”.
En su proceso, llegó al acuerdo de que a Salvador lo tuviera una semana ella y otra el papá, así que cuando ella estaba sola, no comía y se limitaba a los gastos.“Yo cada semana tenía que pensar en que a la siguiente llegaba mi niño y cómo lo iba a alimentar”.
La marca que le dio la espalda, aunque le dijo que no, días después compartió una campaña publicitaria con una reconocida modelo paisa, cosa que dejó destrozada a Valentina Lizcano.
“Hice catarsis, lloré por una semana, pero me levanto y digo, sabes qué, no más, qué me diferencia a mí de esta chica y por qué esta persona a la que le di la mano cuando no la conocían, hoy me da la espalda. En que momento llego yo a esto. Ahí me di cuenta de que no le daba valor a mi trabajo”, comentó.
Desde entonces empezó a ser más organizada y convertirse en la empresaria que es hoy, siempre con preparación y con responsabilidad.
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