El cantante puertorriqueño ofreció el primero de sus shows, de casi dos horas de duración, ante más de 20 mil personas que lo aplaudieron a rabiar, y que le demostraron la enorme popularidad que tiene ganada entre los argentinos.
Fue un show en donde nada falló. Desde los efectos especiales que aportaron un sabroso ingrediente, con luces de colores, fuego, lluvia de papelitos que inundaron el espacio y que se esparcieron entre la multitud; una banda musical brillante y un cuerpo de bailarines muy bien ensamblados, que animaban a moverse hasta a una momia.
Lo expuesto por Don Omar resultó sensacional. Más allá de los temas y su voz, demostró un increíble dominio de la escena. Controló todas las situaciones, haciendo reír y reflexionar, cantar y bailar, dialogando con la gente, incitándola a mover los brazos o gritar, y aconsejando al amor y la tolerancia.
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En varias de sus canciones explicó, previamente, el mensaje de los mismos, tocando hondo al corazón cuando pidió a los padres que dialoguen con sus hijos por el tema de sida: “No se avergüencen de hablar de sexo y los cuidados que hay que tener con sus hijos adolescentes. Es preferible hablar en ese momento, que hablar tarde, cuando sólo le den consuelo”, expresó.
Y fue muy festejado su comentario dedicado a las mujeres, con respecto a los hombres: ¡Mujeres! -gritaba-, si su marido llega a casa y sólo prefiere sentarse en un sillón a ver la tele o prefiere estar primero con sus amigos, o le agrada cuidar más a su nuevo automóvil… ¡háganle esto!”, y colocó su mano con los dedos en cuernos.
También llevó a cabo una rutina de actuación eficaz, que resultó un complemento ideal cada vez que retomaba su itinerario musical. Fue un Don Omar en su máxima expresión. Se ganó a todo el público a base de su talento y carisma.
Además, el cantante aprovechó la presencia de uno de los más famosos futbolistas de la Argentina, Carlos Tévez (actual jugador del Manchester United, de Inglaterra) declarado amante del reguetón, al que invitó al entarimado, para moverse un poco al ritmo de una canción. Recibió una ovación.
El show resultó tal lo soñado por los organizadores, un verdadero ejemplo de espectáculo de primer nivel que abre aún más las puertas del reguetón entre los argentinos. Pero es importante hacer un paréntesis en el comentario del desarrollo del concierto para decir que estos artistas, gusten o no hasta algunos de sus propios compatriotas, le hacen muy bien a Puerto Rico. Ponen a la Isla bien arriba, y sin oprobios.
Se debe entender que hay público para todos los gustos, y entre los gustos de los argentinos, los puertorriqueños están a la orden del día.
Por aquí anda Chayanne, todo el mundo lo sabe, con inconvenientes en su voz, hoy totalmente solucionados como para continuar la gira por el país. Chayanne es alguien que está en la estratosfera en el gusto popular, y también cerca está Ricky Martin. Hay diversas preferencias, como también algún maduro boricua de corazón tradicional quisiera que Gilberto Santa Rosa sea tan apreciado en el exterior como estos “chicos”.
Pero atención, también hay que entender que no se puede soslayar este movimiento del reguetón puertorriqueño que está haciendo historia, con Vico C, Calle 13, Daddy Yankee o Don Omar.
Sí, sobre gustos no hay nada escrito, dicen los que saben. Pero todos ellos representan a Puerto Rico y lo hacen con dignidad.
Y lo decimos desde muchos kilómetros de distancia. Una distancia que permite observar de manera objetiva, que la presentación de Don Omar en Buenos Aires debe significar para los boricuas un verdadero orgullo, levantando las banderas de un estilo musical que hoy se impone en toda la juventud.
Y Don Omar lo hizo muy bien. Y acá, en Buenos Aires, se coronó nuevamente como el “Rey del Reguetón”.
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